miércoles, 30 de julio de 2014

Ernesto, carmelita, mártir en dos persecusiones


P. Ernesto de la Virgen de la Salud,
carmelita descalzo y mártir.
Algo que otras veces he anunciado, publicar algunas reseñas sobre los mártires carmelitas de la zona castellonense donde vivo, lo he ido dejando siempre para luego. Ya había publicado sobre el Beato José Cecilio de Santa María (25 de agosto), y ahora toca a un sacerdote, mártir con sus hermanos [1]:

P. Ernesto de la Virgen de la Salud, carmelita descalzo mártir. 
Se llamó Juan Bautista Julián Medes Ferris, y nació en Algemesí, Valencia, el 7 de enero de 1890 a las 7 pm., hijo de José y de Úrsula María. Fue bautizado en la iglesia de San Jaime Apóstol de la misma ciudad al día siguiente. De su vida de infante no se conoce mucho, pero lo vemos tomando el hábito el 7 de febrero de 1909, con el nombre de Fr. Ernesto de la Virgen de la Salud, en honor a la patrona de su pueblo natal. Profesó temporalmente el 8 de febrero de 1920, y solemne y definitivamente el 25 de marzo de 1913 en el convento carmelita de la calle Alboraya, Valencia, y comenzó la Teología en Calanda, Teruel. Recibió las órdenes menores en Tarazona el 17 de mayo de 1917, y, finalmente, fue ordenado sacerdote de Cristo en Corella, Navarra, el 2 de agosto del mismo año.

En 1921 es nombrado maestro del Colegio de Aspirantes, y en 1923, es destinado como conventual a Torreón, México. Fue enviado por dos razones, primero apoyar al convento recién fundado, y segundo, iniciarlo en la vida apostólica, que estaba en pleno auge en América en aquellos años. En 1926 fue expulsado a causa de las leyes anticatólicas mexicanas. Regresó a España como conventual de Caravaca de la Cruz, pero los años siguientes, del 28 al 30 reside en San Antonio, Estados Unidos, preparando el regreso a escondidas a México, donde entra en 1931 con el nombre falso de Buenaventura del Bosque. Al restaurarse la provincia de San Alberto de México, en 1932, regresó a España, la España de la República anticatólica, luego de recibir, auxiliar y animar a los religiosos mexicanos que habían huido.

En España fue destinado al Desierto de las Palmas, Benicassim, pueblo donde también era religioso en el convento-fábrica de licor, su hermano carnal, el Hermano Vicente Domingo de la Sagrada Familia. La situación en España era peor que la que había vivido en México. Frailes, monjas y seglares reducidos o asesinados, iglesias y conventos incendiados, ect. En el mismo Desierto ya se había disuelto temporalmente la comunidad en 1931, para volver a unirse poco después. Pensaban los frailes que, estando apartados de las ciudades, y lejos de la política, nada les pasaría. Inocentes. El 24 de julio de 1936 el monasterio del Desierto fue asaltado y los religiosos expulsados, supuestamente sin represalias, solo para que regresaran a sus casas. El calvario que pasaron es para narrarse, y el Hermano Vicente Pastor, sobreviviente, bien se encargó de hacerlo. Centrémonos en P. Ernesto.
Estampa recordatorio
de los funerales por
los 4 hermanos.

Expulsado del Desierto con todos los religiosos de la comunidad estuvo unos día en la vecina ciudad Castellón y para luego ir a Algemesí, donde estaban sus padres, su hermano José Medes, seglar casado, su hermana la ya Beata María de la Natividad, monja cisterciense del monasterio “Fons Salutis” del mismo Algemesí, y Vicente Domingo, el también carmelita, dispuesto a acudir a San Clemente de Cuenca, donde la obediencia le había mandado en junio. Desde la llegada del P. Ernesto, las cosas fueron mal: al bajar del tren, unos trabajadores de la estación le reconocieron y se asombraron, con disgusto, que aún estuviera vivo. Los cuatro hermanos vivieron juntos, haciendo de la casa del seglar José un pequeño convento, orando constantemente, trabajando en el campo, sin llamar la atención, salvo por su silencio y gravedad.

El 10 de noviembre de 1936 fueron los milicianos a casa de José, según dicen en el pueblo, por una denuncia de una conocida comunista de Algemesí, vecina de José, pero la verdad es que cualquiera podía haberlo reconocido a pesar de los años. Pues eso, los milicianos exigieron salieran los religiosos que vivían escondidos. Luego de negativas y forcejeos, los dos hermanos, P. Ernesto y Hno. Vicente Domingo fueron apresados y encerrados en el exmonasterio de “las Bernardas”, el Fons Salutis, convertido en la cárcel municipal. Poco después se les unieron su hermanos José, y Sor Natividad. Allí desplegó su ministerio sacerdotal el P. Ernesto, confesando a la Madre Pilar, religiosa del Císter, prisionera allí también. Esta monja testimonia que le habían quitado los lentes, y al querer devolvérselos, les dijo “Quédense con ellos pues ya no los necesito”. Igualmente, narra que el el 11 de noviembre, el P. Ernesto le preguntó si sabía ella que querían hacer los rojos con ellos, a lo que respondió la monja con pena: "esta noche los matarán a ustedes, a los cuatro hermanos". El P. Ernesto le dijo: "Pues dejo la cena para ellos, voy a hacer oración". Y cuenta que le oía clamar: "Ay Jesús mío", y a ella le dijo “estoy muy conforme de morir por Jesús, los perdono".

Efectivamente, esa noche del 11 al 12 de noviembre los cuatro hermanos fueron atados. Al juntarles, el P. Ernesto dijo a los milicianos: "Ya sé que nos llevan a matar, pero morimos con gusto por España y la religión. ¡Viva Cristo Rey!", y le dieron de culatazos. Fueron metidos en tres coches, y testimonio de la Madre Pilar, que los vio y oyó, iban alegres, cantando el "Cristo Vence" y el "Yo para qué nací”.
Urna relicario con las reliquias
del P. Ernesto.
Desierto de las Palmas.
Cuando los coches llegaron al término de Arcudia de Carlet, Valencia, les bajaron a los cuatros de los coches y allí mismo junto a la carretera les dispararon, muriendo en el acto. Testigos de la recogida de los cuerpos, narraron que estaba especialmente dañado, pues pisotearon el cuerpo, y le mutilaron los pies con gran ensañamiento. Excepcionalmente, los cuerpos pudieron ser rescatados por la familia, ya que los milicianos solían martirizar lejos para que, precisamente, dificultar el reconocimiento y el entierro. Los restos del P. Ernesto y del Hno. Domingo, luego del final de la guerra fueron trasladados al Desierto y en el panteón de los mártires esperan la resurrección y reciben la veneración de los fieles.

Sor Natividad está en proceso canonización, junto a otras religiosas de la Orden del Císter, y José, el hermano seglar fue presentado en la causa común del Beato José Aparicio Saez, y fue beatificado el 11 de marzo de 2001, su memoria es el 22 de septiembre.
El P. Ernesto y el Hermano Domingo continúan su proceso, junto a los demás mártires carmelitas de la provincia de Aragón-Valencia (conventos de Valencia, Castellón, Murcia, ect.). Esperemos pronto podamos ratificar lo que ya intuimos, que el martirio les ha conducido al cielo desde donde velan por nosotros.


[1] Como la otra vez, y las siguientes, me baso íntegramente en el precioso libro "Mártires Carmelitas Descalzos. Provincia de Aragón Valencia. Años 1936-1939" escrito por mi vecino, el P. José León Santiago OCD., fruto de su titánica labor de recopilar información, testimonios, fotografías durante años, en aras de las causas de canonización. Las fotografías son igualmente cedidas por él para este blog, por eso solo las podréis ver en pequeño formato.

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