viernes, 1 de mayo de 2015

San Vicente Ferrer, abogado de la LGBT

Que hay santos con varias memorias al año, ya sea muerte, canonización, traslación de reliquias, ect., es algo ya sabido. Que algunos son trasladados por la concurrencia de su memoria con días fuertes de Semana Santa o Adviento, lo mismo. Y que otros conservan su memoria universal, más la antigua festvidad, también. Pero esta de hoy es una conmemoración seguramente insólita entre las memorias. Va de San Vicente Ferrer, que ya tiene su festividad del 5 de abril, otra vez el segundo Lunes de Pascua en la Comunidad de Valencia, y además, en México tiene otra fiesta y devoción muy singular: 

San Vicente Ferrer de Juchitán. 5 de abril; 17 y 18 de noviembre en Juchitán; 13 de junio, invención de las reliquias, 29 de octubre, traslación de las reliquias. 
La población de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca fue fundada en el siglo XV como un asentamiento zapoteca. Posteriormente con la llegada de los españoles en el siglo XVII fue evangelizado por los dominicos, ya que formaba parte de la provincia dominica de San Hipólito de Oaxaca, y fueron los dominicos precisamente quienes dieron a esta población por santo patrón a uno de los santos más venerados de su orden que es San Vicente Ferrer. 

San Vicente "el chico".
La imagen del santo patrón.
La imagen de San Vicente que es venerada en Juchitán es célebre quizá no tanto por sus legendarias historias como por la devoción popular del pueblo, que gira en torno al santo y aún más debido a la  sangrienta historia que empaña la imagen de San Vicente desde finales del siglo XIX: A partir de 1867 gobernó el estado de Oaxaca el coronel Félix Díaz, hermano de Porfirio Díaz quien posteriormente sería presidente de México por 32 años. Este período en el que Félix  Díaz gobernó abarca la reforma hecha por el presidente Benito Juárez por la cual se limitaba el poder y la intromisión de la Iglesia y se habían incautado sus bienes. El coronel Díaz llevó a un gran extremo su anticlericalismo al grado que hizo quemar los 14 retablos barrocos del Templo de Santo Domingo de Oaxaca, y así mismo se burlaba de los sacerdotes y demás ritos católicos, cosa que no era bien vista por el pueblo de Oaxaca y muchas veces ni por el mismo presidente Juárez.

Hacia 1870 se presentó un problema en la región del itsmo a la que pertenece Juchitán, ya que habitantes de este lugar a mediados de este año habían atacado un retén del ejército como protesta por los abusos y excesos cometidos por las tropas del gobierno. La situación fue tal que a principio de diciembre el coronel Félix Díaz decidió ser él mismo quien encabezara las tropas para acabar con el levantamiento armado. El día 28 de diciembre el ejército al fin pudo ocupar el pueblo de Juchitán muy a pesar de la resistencia de los juchitecos. En la madrugada del día 29 el gobernador ordenó que se le prendiera fuego a todas las casas para hacer salir a los rebeldes y matarlos. En cuanto hombres, mujeres y niños huían despavoridos por el fuego, fueron asesinados a balazos y los que lograron huir al bosque los persiguieron hasta matarlos sin importarles de quien se tratase. Muchas familias se juntaron en el atrio de la iglesia mientras contemplaban la terrible destrucción a su alrededor cuando el gobernador Félix Díaz montado en su caballo entró al templo y tomando una cuerda lanzó la imagen de San Vicente Ferrer y la arrastró por las calles de todo el pueblo, llevándoselo consigo hasta la capital del estado.

San Vicente "el Grande"
Cuando el presidente Benito Juárez se enteró de lo que Félix Díaz había hecho, le ordenó que devolviera la imagen de San Vicente a los pobladores de Juchitán, pero debido a que la caja que eligió para regresarlo no cabía la imagen, Díaz le cercenó la cabeza, los pies y los brazos y se los dio a su suegro para que los guardara y tal parece que el cuerpo lo hizo quemar aunque no lo logró por completo. Esto fue para los juchitecos una terrible ofensa y juraron tomar venganza por todo lo que el gobernador les había hecho. En 1871 debido a situación políticas en el país Félix Díaz decidió salir del país. El 4 de enero de 1872 dejó la ciudad de Oaxaca con una pequeña escolta, donde llego muy agotado hasta Puerto Ángel, un lugar cercano a Juchitán. Los pobladores se enteraron que Félix Díaz estaba cerca de Juchitán y enviaron dos grupos de gente comandados por Albino Jiménez y Benigno Cartas para prender a Félix Díaz. El gobernador no opuso resistencia pues estaba muy débil por la falta de comida y los días que tenia de viaje. Ya en las manos de los juchitecos Félix temía lo peor para sí, pero nunca se imaginó a que magnitud: los juchitecos tomaron total venganza de él. Con un cuchillo le rebanaron la planta de los pies y lo obligaron a caminar por la tierra de esa forma mientras le daban latigazos y le escupían mientras le repetían: “acuérdate de San Vicente”. Posteriormente Félix fue amarrado y arrastrado como él lo había hecho con San Vicente. Después de todo esto falleció y los juchitecos mutilaron su cadáver como él había hecho con la imagen del santo dominico.

A pesar de todo esto la imagen de San Vicente no volvió a Juchitán y se tuvo que reemplazar por otra que mandaron a hacer que comenzó a ser llamado “San Vicente chico” debido a que es una imagen de menor tamaño que el originalmente venerado. Los pobladores de Juchitán han vuelto en una leyenda la historia, pues dicen que cuando Félix Díaz mando a quemar la imagen de San Vicente sólo el cuerpo se quemó y que la cabeza, las manos y los pies quedaron intactos. No fue hasta 1964 cuando un grupo que juchitecos que estaban trabajando en la población de San Blas Atempa reconocieron en una casa de este pueblo la imagen del antiguo patrón San Vicente, y de la que dicen las leyendas que se le apareció a la dueña de la casa en repetidas ocasiones pidiéndole que devolviera su imagen a Juchitán por lo cual la mujer tuvo que aceptar. De esta manera fue que la imagen de "San Vicente grande” regresó de nuevo a Juchitán. En 2005 el templo de Juchitán sufrió un terrible incendio en el cual se quemó casi en su totalidad la imagen de San Vicente “el grande” por lo que tuvo que ser reconstruida casi en su totalidad por un artista local.

San Vicente y los homosexuales.
Aparte de estas leyendas que rodean a la imagen de San Vicente hay un curioso patronazgo que este santo ostenta en Juchitán, lo cual lo ha hecho muy famoso, y es que es considerado patrón de los homosexuales, travestis, transgéneros, lesbianas etc. Este extraño patrocinio se debe a una leyenda que se cuenta en el pueblo, pues ellos dicen que Dios envió a San Vicente a repartir por el mundo los diferentes géneros en tres sacos, uno con hombres, otro con mujeres y el otro con un tercer género, pero que cuando pasó por Juchitán se le rompió la tercera bolsa y cayeron muchos "muxes" (este es el nombre que se le da en esta región a los homosexuales). Para ellos que un hijo sea homosexual es un orgullo y gran felicidad pues dicen que nunca se casará y se quedara a vivir con sus padres y velará por ellos. Desde pequeños los niños homosexuales son aceptados en la comunidad y se les permite vestirse como niñas y se les enseña a vivir como mujeres. 


Procesión de la “Vela muxe”.

Otra leyenda similar sobre San Vicente dice que cuando el santo llegó a Juchitán se le mezclaron los costales con hombres y mujeres y que de ahí salió el tercer género, que son los muxes y del que cayeron muchos en Juchitán. Esta curiosa leyenda ha movido a una gran tradición por la veneración de la comunidad gay hacia San Vicente Ferrer en Juchitán. Cada mes de noviembre alrededor del día 17 se realiza una enorme peregrinación en honor a San Vicente de la cofradía o como es conocida en Juchitán “la Vela de las Auténticas Intrépidas Buscadoras del Peligro”, donde una gran cantidad de homosexuales y lesbianas vestidos con el traje tradicional posesionan con velas y flores en las manos y concluyen con una misa en agradecimiento a San Vicente en su iglesia. Esta es pues posiblemente el único caso de una marcha del orgullo gay con sentido religioso hecha en honor a un santo y que termina con una misa. Del mismo modo posiblemente sea el único caso de una peregrinación religiosa conformada en su totalidad por homosexuales. Esta procesión a San Vicente de la “Vela muxe” como también es conocida tiene una gran fama y es tomada por muchos como un tipo de marcha del orgullo gay. Debido a esto es que el pueblo de Juchitán venera a San Vicente Ferrer como patrón de los muxes, del tercer género y de la comunidad LGBT. 

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